miércoles, 3 de marzo de 2010

LA AVENTURA ÁNDALE: León

¡GRRRR!...León...¡GRRR!
Es inevitable al escuchar esta palabra hacer mi onomatopeya favorita y la de muchos que conozco...
León de los Aldanas, cuidad del Estado de Guanajuato, de quizás algo más de un millón y medio de habitantes me daba la bienvenida y no sé el motivo pero lo hacía con acento italiano.

La imagen de esta nueva aventura quedó congelada cuando abrí la puerta de mi nuevo apartamento y observé los dos solitarios sofás naranjas que hacían un enorme contraste con lo blanquecino del lugar...un colchón en el suelo y un montón de cosas que ordenar, que al final no fueron tantas, ya que el lugar daba tanto "resquemor" como un colegio vacío en plenas vacaciones.

Las primeras noches solitarias fueron interesantes, conocí los secretos del apartamento, La Casita Manantial. Todo se escucha, absolutamente todo; casi podía escuchar los gases del vecino del primero, digo podía porque el vecino murió. Parece ser que era una persona mayor y para mi que era el que pagaba Internet y no lo tenía con contraseña, ya que después de que el Señor Gaseoso pasara a mejor vida aparecía una página en la pantalla del ordenador diciendo algo así como pague y tendrá conexión, como le explicaba yo a un Servidor Web que desde dos metros bajo tierra y sin constantes vitales es muy difícil utilizar una tarjeta de crédito.

Ya sin conexión y sin volver a escuchar las flatulencias del Señor Gaseoso, una lástima hasta animaban a hacer concursos, la Casita Manantial iba tomando forma, color y olor de hogar. Durante unas semanas, quizás un mes, improvisé una mesita con una de las maletas, unas velitas por aquí, un póster de Amelie, un peluche llamado Pancho, una radio y un espejo era todo lo complejo que tenía mi casa.

Poco a poco fue tomando la forma que buscaba para sentirme cómoda en este nuevo lugar. Hace unas semanas dejé de dormir en el suelo, ahora tengo la sensación de que floto...y me gusta.

A pesar de que esta sensación me encanta no se la considera un trabajo, así que me uno a las cientos de personas que buscan algo remunerado se le considere o no un trabajo, si alguien me quiere pagar por flotar estoy dispuesta a negociar.